Placas de video ¿Integradas o dedicadas?
Al comprar un ordenador para gaming, uno de los componentes más importante de hardware a tener en cuenta es la tarjeta gráfica ya sea dedicada o una tarjeta gráfica integrada. La GPU (tarjeta gráfica dedicada) es el componente que determina lo bien que se ejecutarán los juegos y la calidad visual que obtendrás.
Si le pedís consejos a cualquier jugador entusiasta, es probable que te diga que busques la mejor GPU que te puedas permitir y que reduzcas costes en otros aspectos (siempre con sentido común). Desafortunadamente, conseguir un procesador de gráficos de excelente calidad requiere generalmente un buen gasto (y más ahora con la subida de precios por el minado de criptomoneda).
Entonces, ¿Qué ocurre si tu presupuesto no lo permite? ¿Significa eso que debes abandonar tus sueños de ser un gran gamer? ¿Cuáles son tus opciones? ¿Una gráfica integrada me sirve?
Las tarjetas gráficas integradas tienen la ventaja de ser más baratas, lo que a su vez conduce a un ordenador menos costoso. También disipan mucho menos calor que las GPU dedicadas y, por lo tanto, permiten máquinas compactas con sistemas de refrigeración relativamente pequeños.
Las unidades dedicadas o discretas, por otra parte, vienen con su propia memoria de vídeo, que es usada de manera exclusiva para el procesamiento gráfico. Esta memoria de vídeo dedicada, o VRAM, no solo es más rápida que la RAM del sistema, sino que también deja a la RAM libre para otras funciones.
Es decir, las tarjetas gráficas de gran alcance cuestan más y requieren fuentes de alimentación y sistemas de refrigeración elaborados, pero si planeas utilizar tu nuevo ordenador para juegos intensos, son la mejor opción.
A día de hoy no existe ninguna tarjeta gráfica integrada que tenga el mismo rendimiento que una GPU dedicada de gama media o alta. Principalmente se deben a dos factores: el primero, es que va encapulsado en el mismo procesador y el segundo y posiblemente sea el más importarte… es que usa la memoria RAM de tu sistema.
Finalmente podemos resumir todo en:
Procesador con tarjeta gráfica integrada: Usuarios que son jugadores ocasionales que no le importa bajar la resolución (720p) y sus filtros (calidad baja o media), tareas básicas: ofimática, navegación web, ver vídeos o retocar a nivel amateur retoque fotográfico.
Tarjeta gráfica dedicada: Usuarios que quieren jugar fluidamente, con buena resolución y gráficamente al máximo en su ordenador. También da un empujón en el renderizado de vídeos o en aplicaciones que sacan el máximo provecho a su tarjeta gráfica.